
Froilan, el heredero de la campechanía, recibía hoy su primera comunión. Me sentí muy próximo a ellos: no hacía cinco minutos que yo había dejado de pedirle favores y males para mis enemigos al padre y el nieto mayor, que es clavadito a su madre, iba a comerse al hijo. ¡El mundo es un pañuelo!
No sé si por el tremendo temporal, por la afición de la familia a patronear barcos, porque le obligaban los del colegio o porque les gusta poner al niño en ridículo, Felipe Juan Froilán De Todos (todos, todos, ¿eh?) Los Santos lucía traje de marinerito. (Con todos esos nombres, no me extraña que el corrector de Word me diga que cambie “lució” por “lucían”.)
Estuvieron todos menos la tía Letizia, que parece que da de comer personalmente a Sofía, a la pequeña Sofía.
Por su carita ha sido, sin duda, el día más feliz de su vida.