Pero si se para uno a pensar que ese mismo constructor de mecanos -tal mago- ha creado a los vigilantes del Metro de Madrid o a los policías municipales de Coslada (¿no era bastante ya crear Coslada?), se planteará salir a emborracharse. (Quedaba bien meterse con políticos y empresarios corruptos, pero parece que lo más pringado de la sociedad puja por emularlos.)
Una cosa es el libre albedrío que lo justifica todo y otra experimentar con el carbono y dejar la porquería desparramada por el planeta que ha estado acondicionando para la especie elegida cuatro mil quinientos millones de años.
No cuestionaré su existencia; las dudas versan ahora sobre su competencia y su cordura.