
Las del terrorismo vasco son, a mi parecer, verdaderas víctimas: de los asesinos etarras; del tiempo, que siempre azota sus convocatorias; de su presidente, verdaderamente impresentable, que debe presidirlos por haber sido el primero que se presentó para representarlos; y, sobre todo, de sus sentimientos humanos, dirigidos por una necesidad de venganza imposible de saciar en este sistema- Estado de Derecho- que siempre llevan en la boca…Y ahí precisamente está el problema: ni toman las decisiones, ni deben hacerlo y, gracias a Dios, no pueden hacerlo.
Ya que tan asumido tienen el papel, deberían tener cuidado de no alimentar nuevos conflictos de los que puedan surgir más afiliados para su club.