Thursday, October 05, 2006

En tránsito


Ya alguna vez he mencionado que parece que hubiera un interés oculto en que no seamos conscientes de que la muerte existe, de que está, inevitablemente, plantada en nuestro camino. Es quizás porque si consideráramos su presencia intentaríamos vivir.
Sin embargo, ahí está, y no sólo porque lo diga la D.G.T.
Ante la fatal realidad hay que ser previsor. Debemos asomarnos a esa perspectiva para tomar alguna decisión previa y llegar así al umbral con todo bien atado.
Voy a ser práctico. Si se empieza con la típica lista tipo “Mi vida sin mi”, se acaba llegando a conclusiones tipo “yo sin vida” y seguramente optando por dejarlo todo y jugar la prórroga borracho.

-Consumer publica una comparativa entre inhumación e incineración de la que, desde mi punto de vista, el horno sale victorioso. Aunque les pese a las empresas funerarias, lo de la cajita está pasando de moda porque es muy caro y muy sucio. Si bien no son alternativa a una de las anteriores, existen los cementerios virtuales. Recomienda a tus seres queridos que hagan de ésta su página de inicio.
-Esta otra web (vía microsiervos) ofrece un servicio de mensajería para cadáveres por un precio de 19€ al año. Animaos a mandarle un último “mail” a esos que están brindando por haberse librado de vosotros. A los otros, recomiendo dejarles las cuatro perras que tengáis, así seréis recordados con más cariño.
-¿Cómo no se le iba a haber ocurrido a algún listo?: Confiésate.com. “Porque el que no se confiesa no va al cielo”. Una vez limpio, puede uno matar el tiempo dando una vuelta por el sitio y viendo los apartados “principales presuntos terroristas de la historia” o “protéjase de los pecados de la Internet”.
También he encontrado sacerdotes de urgencia, pero son argentinos, así que no creo que sirva para nada tener el teléfono pegado en la nevera.
Hecho lo importante, y si veis que la cosa se alarga, entonces y sólo entonces podéis empezar con una lista de esas a las que me he referido antes. Os dejo una (que pesada es la gente con eso de nadar entre delfines).