
Un gurú de la cuestión sigue un método consistente, a grandes rasgos, en lo que sigue:
Contrata a un señor feo y mayor; con historial de bebedor, si puede ser, para conseguir un aliento vivificante. Este personaje se denomina sujeto activo de la motivación o, simplemente, motivador. A continuación, lo pone en movimiento orbital alrededor del sujeto paciente o motivado, a la vez que le insta a propinar a éste cabezazos, golpes en el pecho, a acercarle la boca a dos centímetros de su nariz y a recitar letanías de tacos, blasfemias y genitalidades.
Este sistema se está aplicando ya a equipos que se espera sean de alto rendimiento, pero los resultados están aún por ver.