
Por otro lado, decía, con gran sentido, que todas las cosas son números, ¿o acaso no se parece una bicicleta a un ocho? Y conectaba sus dos facetas a través de un elogio a la vida contemplativa como única forma de escapar de la rueda y de la tumba del alma que es el cuerpo. Si para esto es necesario vivir del trabajo de hombre y mujeres cuya inferioridad es incuestionable, se hace y punto. ¡Que ya os daré yo a cambio la matemática pura!
A pesar de todo, parece que ha sido grande su influencia sobre la filosofía y el método científico: partiendo de axiomas autoevidentes, y mediante el razonamiento deductivo, llega a teoremas que no tienen nada de autoevidentes. Esto es evidente; ahora toca enterarse de qué es “autoevidente”.