Ante un mismo hecho: matar desconocidos a discreción, formas y motivos pueden marcar diferencias. Ayer, el maestro Rambo nos volvió a dar una lección. Frente a la defensa de un estilo, de uno modo, de vida, que es lo que se estila alegar, Rambo lo ha hecho en defensa propia, luego, del débil, por amistad y, por último, he leído que por unas faldas. Todas causas nobles. Además, siempre lo ha hecho sin intermediarios y, si le ha sido posible, con sus propias manos, manchándose con la sangre de sus enemigos; cosa que es de agradecer.
- Pero claro, para ti es muy fácil. A ver, dime, ¿cómo vivirás, Johnny?
- Día a día.
- ¿Lo ves?