Lo vi con esa cara de enfermiza plastilina sudorosa de la que algunos rasgos tratan -nerviosos- de saltar. Estoy traumatizado. Pero no fue su bizquear ni sus tics, con su ojo izquierdo anarquista desbocado, ni los silbidos de sus eses sucias ni su peinado, ni siquiera la posibilidad de que presida el país. Fueron las palabras “mutilación genital” saliendo de su boca (2:28 y 2:48).