En un comentario a una noticia he reconocido una historia que me había contado G, su protagonista: un tipo pequeño en todos los sentidos que proyecta complejos. Le encanta salir de noche, pero no hay una que no tenga problemas para entrar en los locales que más le gustan: aquellos frecuentados por lolitas en la linde de la mayoría de edad.
Andar muy recto, dejar de vestir al por mayor, no mirar a los ojos del portero…Todo era inútil. Hasta que un día tuvo una buena idea -la primera, quizá-: desde entonces, siempre sale de copas con una motosierra.