La Historia nos enseña a no cometer los errores del pasado. No puede, por definición, un americano emprendedor esperar pasivo a que estalle una guerra para beneficiarse de las oportunidades que supone. Eso valía en los tiempos del abuelo; ahora no. Podríamos tener mala suerte y paz. Es mejor tomar la iniciativa y montarla uno mismo.
Si se dice que el Mundo es un pañuelo, el tiempo deber serlo también. Leyendo un poco, me cruzo con un nombre que me suena familiar: Bush. Don Prescott Sheldon: sí, sí, el abuelito. Fue este señor, entre otras cosas, director y vicepresidente del Union Banking Corporation, formado para gestionar las inversiones de la Alemania Nazi en los Estados Unidos. Por deferencia con su cliente principal, le conseguía financiación y le trasfería tecnología. Con tan buen contacto, era normal aprovechar -la mano de obra estaba por los suelos en el Reich- y hacer algún negocio.
La wikipedia cita estas sus palabras que supongo enmarcadas, sobre la chimenea, en el hogar donde crecieron Jebb y George: “Hay tres cosas que recordar: reclamar por todo, no explicar nada y negarlo todo”. Eso, todo -de sus aciertos y de sus errores-, lo aprendimos del abuelo.