Cualquiera que haya pasado cerca de alguno de los llamados “supermercados de la droga” habrá asistido al peregrinar zombie de unos seres consumidos que intentan acelerar el paso, pues ya ven cerca el alivio de su dolor.
Parecida pinta tienen y algo similar deben sentir esos energúmenos de dos ruedas que no pararán aunque vean que caen como moscas, que se están cargando el deporte que les da de comer y al que los patrocinadores no van a querer ni acercarse, y a los que ya no podemos mirar sin imaginárnoslos con una jeringuilla colgando del brazo.
Parecida pinta tienen y algo similar deben sentir esos energúmenos de dos ruedas que no pararán aunque vean que caen como moscas, que se están cargando el deporte que les da de comer y al que los patrocinadores no van a querer ni acercarse, y a los que ya no podemos mirar sin imaginárnoslos con una jeringuilla colgando del brazo.