Saturday, May 31, 2008

Sharon y el dragón

La manía que los chinos le han cogido a Sharon Stone por decir que los no sé cuantos mil muertos causados por el terremoto son un castigo del karma por el mal comportamiento de su gobierno ha desenterrado esta anécdota en la que el castigado fue Phil Bronstein, ex-marido de la actriz. Traduzco y resumo.
Sabiendo que su marido siempre había querido ver de cerca un dragón de Komodo, la del pica-hielos le preparó, como regalo anticipado por el día del padre, una visita sorpresa al zoo de Los Angeles. Había apañado que entrase con el cuidador para alimentar a los reptiles. Entonces -corría el año 2001-, uno de los dragones atacó. Poco antes, el guardián había aconsejado al Sr. Stone que se quitara las zapatillas de tenis que llevaba, para que la bestia no las confundiera con ratas blancas, fundamento de su alimentación diaria. Desde fuera de la jaula, Sharon vio, aterrorizada, casi a cámara lenta, como la fiera, confiscada a unos contrabandistas, hacía presa sobre uno de los dedos gordos de Phil, retorciéndose a la vez sobre sí misma para asegurar la tenaza.
Los dientes del dragón de Komodo están diseñados por la naturaleza para desgarrar carne, y suelen retener restos de anteriores comidas que se transforman en residuos que albergan cerca de 50 tipos diferentes de cepas bacterianas.
Ahora, Sharon, dime: ¿dónde ves tú mayor esmero, en un simple zarandeo de placas tectónicas, o en un paréntesis evolutivo en unas islas de Indonesia, con diseño específico, elección de calzado, color de ratas e intervención policial, todo convergente?
Al final, convencieron al dragón de que aquello no merecía la pena. Bronstein consiguió arrastrarse fuera de la jaula, y de ahí al hospital, donde le reconstruyeron los tendones y otros tejidos dañados y lo trataron con antibióticos de amplísimo espectro. Más tarde, se divorció de Sharon Stone que, por cierto, sigue muy guapa.

Friday, May 30, 2008

Verbal y no verbal

E -estas cosas sólo le pasan a él- no tuvo voz en la negociación en la que su mujer y sus cuñados se repartieron a su madre, su suegra. Se la llevó entera. Desde hace siete años la tiene a saltos entre el sillón, el baño y un cuarto al fondo del pasillo.
Una noche oyó el aullido interpretado como “agua” en el lenguaje de las noches. Procedió maquinalmente, siguiendo el protocolo. La hidratación –o tal vez el medio vaso que le cayó en la cara- insufló vida al pergamino, a la señora, que, con el hilillo de voz de las grandes reflexiones finales y la mirada lúcida interpretada como “esta nos entierra a todos”, habló: “¡Cómo pasa el tiempo! Ayer, como quien dice, tomé la decisión de ponerme una 100. Eso fue en el 68 o el 69. De las primeras en España...”. Luego empezó a reírse, o eso parecía. Será de sí misma -dedujo E-. Le tocó un pecho, un segundo, apagó la luz y se volvió a la cama.

El sótano de los horrores

¡Volvimos a tenerla! Comentando la noticia sobre Josef Fritzl, el austriaco loco que ha tenido veinticuatro años encerrada a su hija en el sótano, en donde dio a luz a cuatro niños, hijos del hijo de perra de su padre, se me ocurrió preguntar: “¿no ves ninguna similitud con tu actitud protectora con tu hija? ¿No tenéis, en el fondo, la misma pulsión, aunque él soltó rienda y pasó a la acción? ¿Qué diferencia hay entre un bunker de hormigón y una educación retrógrada? ¿Acaso no crees que él ha tenido mucho más éxito evitando que vea todo aquello que pueda comparar? ¿No es la de los dos una conducta parecida a la de los novios inseguros?” ¡Mira que era fácil contestar!, pero volvimos a tenerla.

Catarrazo

He tenido a mis defensas de maniobras toda la semana y ya estamos replegándonos. Aún escupo los cadáveres de los enemigos. Aunque la lucha ha sido feroz, tengo una agradable sensación de renovación. Siempre he pensado que estos entrenamientos inmunológicos, aunque molestos, son momentos de evolución en que se mata lo viejo y se impone lo nuevo: una limpieza general donde, aprovechando el ataque, nos deshacemos –lo sudamos, lo tragamos, lo esputamos…– de lo inútil, de lo débil, de lo molesto.
Percibo que queda todavía alguna bolsa. Podría dar otra vuelta de tuerca: darles vida y tupir la criba… Mejor no jugaremos a ser Dios.

Thursday, May 29, 2008

En el interior

Cuando dicen que la belleza está en el interior, supongo que se refieren al puré sanguinolento y baboso que somos allí. Creo esto porque nadie puede considerar bello aquello, sea lo que sea, que inspira e impulsa el comportamiento humano. Hablo, por supuesto, en general, aunque a la excepción no la conozco.
No hubiera estado mal que fueran incompatibles las dos bellezas que se infieren del dicho: tendríamos una forma de distinguir a los malos de los buenos antes de la puñalada, aunque al ser estos últimos los feos, más cuanto mejores, seguramente los aislaríamos en guetos de bondad para que se pudrieran allí, ayudándose (o comiéndose) los unos a los otros. O el uno al otro, si llegaran a dos.

Libertad de expresión

Está claro que Gallardón no entiende el liberalismo: a mayor burrada, mayor audiencia. Si no la atas bien, otro viene y se la lleva. Sana competencia que beneficiaría al consumidor si este no fuera tonto, pues podría apagar y dedicarse a cosas que lo enriquecieran (a él), rompiendo el círculo. Al amparar la justicia (la que hay) esta libertad, principio de la salud económica de nuestra sociedad, los que se sientan agraviados -inadaptados evidentes- deben recurrir a principios aún más liberales. Pero que no lo haga cualquiera, quiero que busques a “Los Miami”.

Friday, May 23, 2008

El camino

Con el número infinito de tontos que uno cuenta, parece imposible que la humanidad avance. ¿Hacia dónde? No lo sé, pero el caso es que avanza, aunque pueda parecer que es hacia atrás. Los del pequeño resto de individuos -los no tontos- aprovechan lo avanzado por otros de su especie e inician el camino desde el final o desde un punto intermedio del recorrido antes. Esta especie de carrera de relevos es, en un brochazo, el progreso.
A mí se me ha encomendado una misión desagradable, uno de esos trabajos de los que se dice “alguien tiene que hacerlo”: debo comprobar que los caminos desechados siguen sin llevar a ninguna parte -a alguna, quizá mejor dicho-, pues una nueva perspectiva pudiera haber abierto vías secundarias que arranquen de otra que se había descartado anteriormente. Todavía no he encontrado nada donde me quepa la cabeza, por lo que me estoy planteando la posibilidad de que a estos sitios sólo pueda llegarse a patadas o con los pies por delante.

Saturday, May 10, 2008

Lenguaje de Dios

De antiguo viene el ver en las maravillas de la naturaleza la mano de Dios. Los avances de la ciencia nos han puesto delante su lenguaje: la belleza de las matemáticas, a cuyo ritmo baila el mundo, los principios de la física, el ADN…Este orden podría ser indicio de un diseño divino, pues la probabilidad de que todo ello junto fuera casual es infinitesimal.
Pero si se para uno a pensar que ese mismo constructor de mecanos -tal mago- ha creado a los vigilantes del Metro de Madrid o a los policías municipales de Coslada (¿no era bastante ya crear Coslada?), se planteará salir a emborracharse. (Quedaba bien meterse con políticos y empresarios corruptos, pero parece que lo más pringado de la sociedad puja por emularlos.)
Una cosa es el libre albedrío que lo justifica todo y otra experimentar con el carbono y dejar la porquería desparramada por el planeta que ha estado acondicionando para la especie elegida cuatro mil quinientos millones de años.
No cuestionaré su existencia; las dudas versan ahora sobre su competencia y su cordura.

Wednesday, May 07, 2008

En el valle de Josafat

Se lo había repetido muchas veces durante su vida. Las duplicó en la recta final, ya en el hospital; y en los últimos metros exigió a su hija confirmación solemne: “Prométeme que enterrarás mis cenizas en el valle de Josafat”.
Tras pasar por el mundo, era su padre de cenizas peso cercano a un kilo, y meterlo en Israel un problema para ella. Se acordó de sus ocho hermanos.
Como no esperaba comprensión ni interpretación laxa de esa maldita normativa, decidió hacerlo por las bravas. Empezó a sufrir al ver lo ilegal -explosivo, opiáceo, venenoso…; todo, cualquier cosa- que aparentaba ser su padre pulverizado. Lo imaginaba empaquetado y aun lo veía más peligroso. Optó por dividirlo: la mayoría facturado en un bote de polvos de talco, una parte metido en los zapatos, varias pequeñas partes en el equipaje de mano y, por si acaso, un testimonio en el intestino.
El viaje fue espantoso a pesar de los “valiums”, pero pasó sin incidentes. Llegó al hotel, reunió todo lo que pudo de su padre, lo metió en una bolsa de plástico y se acostó.
A la mañana siguiente, se plantó en lo que se suponía que era el valle, entre el monte de los Olivos y los muros de Jerusalén; pidió al taxista que la esperara; se aseguró de que nadie la veía, dio cuatro taconazos al suelo, vació la bolsa, allanó, también con el pie, la superficie, y volvió por donde había venido.
Al llegar a su casa, alguien había echado un sobre por debajo de la puerta:

Estimada Señora Bronsky:
Llevamos dos días intentando hablar con usted por teléfono, pero no nos contestan ni en su domicilio ni en el móvil que figura en la documentación.
Se ha producido un fallo humano en el proceso de envasado y clasificación, y los que le fueron entregados como los restos de su padre no son tales, sino los de otro que ese día iniciaba el mismo viaje.
Si tuviera la bondad de pasar por nuestras instalaciones, trayendo la urna que se llevó, le entregaremos “la buena” y, por descontado, le reembolsaremos ipso facto el importe de la factura.
Sin otro particular, agradeciendo de antemano su comprensión, reciba un cordial saludo.
Fdo.: Pedro Tumba (Director-gerente).