Wednesday, June 18, 2008

El Tourmalet

Con el paso de los años, cuando se llega a una cierta edad, se hace cuesta arriba -el Tourmalet- mantener viva la amistad con ese amigo cura, pues cada vez es más difícil seguir su ritmo. Por suerte, Amilcar y yo nos hemos impuesto una disciplina para que la nuestra no se enfríe: quedamos, nos tomamos unas cuantas copas mientras hablamos de lo humano y lo divino, y de su relación, y luego, cuando él se ve tentado y necesita otra compañía que hable menos, se coge el coche y se va a comprarla.
Me contaba el otro día, entre la quinta y la sexta, un nueva teoría suya sobre el funcionamiento de la trascendencia y el sistema de gratificaciones que subyace. Según él, nuestra vida actual es una más de una cadena, y su calidad está ligada a nuestro comportamiento en la anterior. La naturaleza del premio depende de nuestra preferencia, de cómo nos gustaría vivir, pero el grado en que nos lo concedan dependerá del expediente que presentemos al final, analizado con los criterios morales deseables. La estadística muestra gráficos abruptamente quebrados, arriba -el Tourmalet-, abajo, arriba…Así que cuando envidies a alguien, cuando creas merecer su suerte pues repruebas su forma de actuar, tan diferente de la tuya, piensa de donde viene y a donde irá, y piensa que tú irás a donde él está. Según Amilcar, por supuesto.

Sunday, June 15, 2008

El psicópata

-El rasgo principal de un psicópata es la ausencia total de preocupación por los demás, la insensibilidad emocional. Hay muchos, dicen que 2 millones en los Estados Unidos, siendo conservadores, y están en todas partes. No todos son criminales -pocos lo son-, pero cuando uno lo es, se pueden esperar de él las mayores atrocidades. No busquéis, pues, demonios. Pensad en compañeros de trabajo, familiares, amigos, políticos, empresarios…Leed esto, aunque sea por encima, y os daréis cuenta de que habéis conocido a alguno.

-Estaba charlando con E, picando tema aquí tema allá, y salió “el psicópata”. Después del repaso teórico, de definirlo a dos voces, hablamos de los nuestros. Los míos no los cito; prefiero que no sepan que han sido descubiertos, pero uno de los de E es digno de mención. La descripción de varios episodios de su relación con ella desenmascaraba a un ejemplar puro. El hecho de que fuera una mujer -las psicópatas son poco abundantes- lo hacía, además, único. Según hablaba, yo imaginaba a alguien parecido a Charlize Theron en algún papel de buena, como el de la película esa del monazo, pero con las emociones humanas más genuinas borradas del alma.
El vía crucis de E fue largo, inexplicable para él, que trataba de razonar cada palabra, cada amago, cada humillación, cada trampa…. Día tras otro se acostaba perplejo y desazonado. Un libro le aclaró finalmente a quien se enfrentaba. No voy a contar sus desventuras -luego se enfada-, sólo os diré que ese libro lo leyó en la cárcel, en la que había acabado por satisfacer un capricho de su amada: verlo tener sexo con árboles, en el Retiro, un domingo al mediodía.

-“Charlize” es un ser cualquiera en una sociedad que facilita cada vez más su camuflaje, pues promueve valores en los que encajan los rasgos de su personalidad y metas a las que es más fácil llegar si se poseen.

-Unas semanas después, tras investigar un poco, conseguí localizarla y quedé con ella. Después de reírnos un rato de E, la conversación adquirió profundidad: qué equivocado está todo el mundo; no se dan cuenta de que nosotros, los psicópatas, no somos sino seres hechos a imagen y semejanza de Dios; de ese Dios sobre el que siempre se preguntan por qué permanece impasible ante el sufrimiento de los inocentes; de ese que juega, que regatea, que es paloma, hombre y zarza; del que toreó a Abraham; del que es padre bondadoso, pero una vez ahogó a casi todos sus hijos…; del todopoderoso.
“No lo verán nuestros ojos” -me dijo cuando ya nos despedíamos-, “pero la verdadera diversión empezará cuando todos lo sean. Entonces empezará el juego”.

Thursday, June 12, 2008

El fin

Con un lugar común, como todo el mundo, con una frase hecha: “El fin justifica los medios”. Así se justificó J (y a los medios). Le contestamos que suelen confundirse, y le sugerimos que analizara sus objetivos, pues a veces sacrificaba grandes ejércitos para conquistar un villorrio. Él dice que es sólo sexo, nosotros que sólo era trabajo… ¡Ah!, se me olvidaba contar a santo de qué viene esto.
J trabaja en una empresa que procesa y distribuye productos cárnicos. Nos había descrito a su jefe y dueño del negocio, el Señor D, como un tipo redondo de unos 55 años, de pelo pajizo y grasiento donde lo había, fumador de puros y con unas manos muy pequeñitas. Estaban ambos un día aclarando un fleco, ya de pie, después de una reunión, cuando el Señor D, tras una hábil presa, le plantó a J un apasionado beso, de cinco segundos, en la boca. Desde entonces se han visto tres veces en uno de esos hoteles discretos en los que entras directamente a la habitación desde el garaje. Lo llama “su calabacita”.
No sé, no sé.
Evidentemente, y aunque saberlo es un alivio, lo escrito no merece la pena sólo para decir que esto es “el fin”.

Tuesday, June 10, 2008

Teléfono para hombres

- Ministerio de Igualdad, dígame.
- Buenos días señorita, ¿teléfono del maltratador?
- Sí…, bueno, no. Este es un número para hombres que buscan información sobre cuestiones diversas.
- Entonces nada, porque lo que a mi me pasa es que quiero partirle la cabeza a la zorra de mi compañera.
- Cálmese. Ha llamado al número adecuado. Tranquilícese. La violencia no conduce a nada; nunca es solución.
- Ya, si eso es lo que les digo siempre a mis hijos, pero es que hay veces…
- Respire hondo y cuente hasta 20. […] ¿Está usted mejor? Cierre los ojos. Intente recordar los buenos momentos del viaje común, su lucha por salir adelante. Usted la elegiría por algo. La querría, supongo.
- No, no. Si me la pusieron ahí sin preguntar, y encima me costó una costilla. ¿Y de qué lucha me habla? Si yo vivía como Dios hasta que a la bruja esa se le ocurrió lo de la manzanita. Ahora, desde que nos desahuciaron, ando por ahí perdido, currando como un chino. ¡Es que empezaba a sacudirla y no paraba!
- ¿Sabe lo que le digo? ¡Déle una de mi parte! ¿Desea alguna otra información?
- Pues, si me dice a qué hora empieza el partido de España.

Diario del empresario del año

Ahora que ya puedo obligar a mis esclavos a trabajar hasta 65 horas a la semana, estoy estudiando la forma de conseguir que me sigan queriendo. Por supuesto, no tengo la menor intención de gastarme un euro, pues ya he dicho muchas veces que no quiero que me quieran por dinero. Mi empresa no da para recompensas, aunque llevo años jugando con los nombres de los puestos; incluso he creado un pequeño programa que ordena aleatoriamente una serie de términos -“director”, “jefe”, “área”, “sector”, “promoción”, “desarrollo”, “delegado”…, y algunos más-. Suelo anunciar los cambios en elegantes comunicados de régimen interior en los que felicito a los que asumen nuevas responsabilidades: esas que describo con expresiones inconcretas y auto-referentes como “analizar nuevas posibilidades de negocio en el ámbito de su competencia funcional”. Les deseo sinceramente que el nombre del cargo les sirva al menos para ligar con alguna buscona a la que impresione, porque, repito, el sueldo no se toca. (¡Cómo son las mujeres! A nosotros nos da igual su trabajo; como si acaba de salir del Burger King; mientras se duche.)
Bueno, os dejo, que tengo una comida de confraternización con mi equipo, con mi segunda familia. Algún día, cuando le quiten la escayola a mi mujer, os presentaré a los que forman la primera y os contaré como los educo.

Monday, June 09, 2008

Favores

El hecho de tener a quien pedir favores es en sí mismo una profesión. Un político que salta a la empresa privada no necesitará pensar mucho para llegar a cualquier sitio en dos o tres llamadas -igual que llegó a este empleo-, al fin y al cabo será otro político, probablemente de su mismo partido, el que mueva hilos a favor del nuevo pagador.
Cuando el asunto es personal, tampoco somos un país de seres orgullosos a la hora de piar; al contrario: con un poco de imaginación encontramos un vericueto, aunque sea remoto, y tiramos de desparpajo.
Antes de decidirse a matar a su marido, que estaba a punto de quitarle la custodia de su hija, una mujer recuerda que en la comunidad de vecinos en la que su padre hacía chapuzas vivían los padres de la Presidenta del Tribunal Constitucional -un puesto que se ha revelado compatible con la estupidez-, y a través de una vecina cotilla consigue que la incauta reina del amparo la conceda unos minutos.
Me decía el otro día un andrajoso que es triste pedir, pero que más lo es robar. “En este país de mendigos impenitentes serás el único al que le parezca triste” -pensé-, “aunque podrías vender la conjunción adversativa”. Pide y roba; o pide que te ayuden a robar. O pide y mata; o pide que te libren de las consecuencias de tus actos. Pero no hagas lo que la Presidenta del Constitucional: no te acuestes con niños.

Sunday, June 08, 2008

En condiciones ideales

Tesis: La felicidad es imposible.
Esa ciencia exacta, la astrología, ha aportado a la taxonomía la siguiente lista de los factores que la componen: salud, trabajo, dinero y amor. Numerémoslos para trabajar mejor: 1, salud; 2, trabajo; 3, dinero; 4, amor.
Si ponemos en nuestro cultivo mucho de 1 y poco de 2, 3 y 4, tendríamos un animal irracional. Mucho de 2 y poco de 1, 3 y 4: un esclavo. Mucho de 3 y poco de los otros tres elementos: un moribundo con la familia en guerra. Mucho de 4 y poco de lo demás: un misionero con malaria, o un hipócrita. Pongamos ahora mucho de todo: “no tengo tiempo, pues trabajo mucho y, además, puede que me quieran (que no es querer) por mi dinero”. Si ante estos resultados, pensamos en los términos medios, en los que los mediocres dicen que reside la virtud, nos encontraremos entre ellos: pensando que sacar adelante una frágil familia de clase media lo justifica todo.
No voy a publicar el resultado de todas las combinaciones. No hace falta, porque rápidamente se ve la incompatibilidad entre algunos de los elementos de la perfecta felicidad teórica. La tesis queda sobradamente demostrada. Nuestro cerebro no está preparado para la felicidad -no la sintetiza- sólo para la supervivencia. Por eso hay que tener fe en la muerte.

Tuesday, June 03, 2008

De excursión

No haber dicho nunca no y no saber cómo hacerlo traía estas consecuencias: te puedes encontrar, como le pasó a E, pastoreando un grupo de retrasados, alumnos de tu mujer, en un bonito paraje de la Sierra de Madrid.
Tampoco había sabido negarse, un mes antes, a las proposiciones de Laura, una compañera de trabajo que ni siquiera le gustaba. Recordar esto le hizo sentirse culpable, pero se alivió al pensar que estar allí era una forma de expiar la culpa.
El grupo llamaba la atención: una decena de hombres-niño, todos con babi, atados por las muñecas uno al otro, como orugas en procesión, haciendo extrañas alharacas, y delante él, intentando hacer cantar a aquella recua de cretinos.
Acababan de cruzar un pequeño claro y se internaban en el bosque cuando sintió una mano sobre su hombro. Se giró y los vio, a aquellos pánfilos, no en fila, en tropel; feos. Antes de que pudiera abrir la boca, estaba rodeado, inserto en un círculo que se cerraba sobre él. Le llovieron golpes de todos los colores: patadas, palos, puñetazos, claro,…cabezazos, también…Estaba realmente desconcertado, pero el pánico lo paralizó cuando lo pusieron boca abajo y notó que le arrancaban los pantalones. Pasó dos veces eso sobre lo que no nos quiso dar detalles, tres, si contamos la rama.
A trancas y barrancas pudo llegar al autobús. Allí encontró, tan formalitos, a aquellos sátiros, embarcados y dispuestos a volver con sus mamás. No dijo nada. ¿Qué iba a decir?
Al llegar a casa, aquel eccehomo no escuchó las preguntas que esperaba, tampoco nadie se preocupó por él. Sólo una sonrisa.