Wednesday, June 18, 2008

El Tourmalet

Con el paso de los años, cuando se llega a una cierta edad, se hace cuesta arriba -el Tourmalet- mantener viva la amistad con ese amigo cura, pues cada vez es más difícil seguir su ritmo. Por suerte, Amilcar y yo nos hemos impuesto una disciplina para que la nuestra no se enfríe: quedamos, nos tomamos unas cuantas copas mientras hablamos de lo humano y lo divino, y de su relación, y luego, cuando él se ve tentado y necesita otra compañía que hable menos, se coge el coche y se va a comprarla.
Me contaba el otro día, entre la quinta y la sexta, un nueva teoría suya sobre el funcionamiento de la trascendencia y el sistema de gratificaciones que subyace. Según él, nuestra vida actual es una más de una cadena, y su calidad está ligada a nuestro comportamiento en la anterior. La naturaleza del premio depende de nuestra preferencia, de cómo nos gustaría vivir, pero el grado en que nos lo concedan dependerá del expediente que presentemos al final, analizado con los criterios morales deseables. La estadística muestra gráficos abruptamente quebrados, arriba -el Tourmalet-, abajo, arriba…Así que cuando envidies a alguien, cuando creas merecer su suerte pues repruebas su forma de actuar, tan diferente de la tuya, piensa de donde viene y a donde irá, y piensa que tú irás a donde él está. Según Amilcar, por supuesto.