Dice Rajoy que va a exigir que Zapatero explique, en sede parlamentaria, por qué ha ordenado a los servicios sociales británicos permitir que la madre de Connor McCreaddi -el niño ballena que con ocho años ha rozado los cien kilos- mantuviera la custodia del angelito.
El ministro Rubalcaba ha declarado: “Se niega a comer fruta, verdura y ensaladas. Come platos precocinados. Cuando se niega a comer nada más, tengo que darle lo que le gusta. No puedo matarlo de hambre”.
Y es que –señores- este ser faltaba al colegia habitualmente, tenía problemas para vestirse y lavarse, atacando con ello a varios sentidos –incluido el del decoro pues deambulaba por ahí en pelotas- de todo el que con él se cruzaba. Había roto cuatro camas, seis tazas de retrete y cinco bicicletas y, aun pudiendo matarlos, era objeto pasivo de las burlas de sus compañeros.
El ministro Rubalcaba ha declarado: “Se niega a comer fruta, verdura y ensaladas. Come platos precocinados. Cuando se niega a comer nada más, tengo que darle lo que le gusta. No puedo matarlo de hambre”.
Y es que –señores- este ser faltaba al colegia habitualmente, tenía problemas para vestirse y lavarse, atacando con ello a varios sentidos –incluido el del decoro pues deambulaba por ahí en pelotas- de todo el que con él se cruzaba. Había roto cuatro camas, seis tazas de retrete y cinco bicicletas y, aun pudiendo matarlos, era objeto pasivo de las burlas de sus compañeros.
Este es el acontecimiento más grave –desde el cumpleaños de Sara Montiel- de la historia de la democracia. La inmensa mayoría de los ciudadanos de bien está espantada. Yo también. Pocas veces una revolución ha sido tan necesaria.