Thursday, November 27, 2008

La Puerta del Sol

Las manos de la presidenta Aguirre estarán oficialmente manchadas de sangre cuando su visión de la sanidad se refleje en la estadística, pero imaginar así sus pies, chapoteando en rojo, me ha quitado el sueño para largo, y no precisamente por la sangre.
“La lideresa” está ya a salvo en casa, sabiendo, con más seguridad si cabe, que es una elegida de los dioses y que su destino está más allá de la Puerta del Sol, que ya es lejos.
Podía haber aprovechado mejor las circunstancias: no se dice que uno no se enteró de nada; no se abandona a los compañeros en territorio enemigo; pero, como en el caso de Hillary, esto constará en su leyenda -y en sus delirios- como experiencia en combate.