Tuesday, January 29, 2008

Sabiendo por qué

Al revés que mucha gente, que lo hace como hobby, yo no voy al médico salvo cuando me llevan inconsciente. Pero si plantemos la hipótesis poco probable de que un cáncer llegara conmigo a los postres y el dolor fuera insoportable, no descarto pasar por un hospital para que me enchufen la morfina y poder disfrutar relajado antes de pasar a ver lo que hay más allá o a descansar.
Dicen algunos que el bulo que desencadenó la caza de brujas en el Severo Ochoa de Leganés salió de un sector ultra-conservador del personal del hospital, que quería transmitir el mensaje de que allí se practicaba la eutanasia. Otros ven en este movimiento una maniobra preparatoria de la privatización de la sanidad pública, que está ya muy avanzada en Madrid. El mismo Mariano ha dicho: “el consejero Lamela es uno de los políticos más importantes de nuestro partido. Él no es el prototipo de persona que toma sus decisiones sin saber por qué las toma o sin conocimiento de causa”.
(Supongo que desde 2005 unos cuantos pacientes han debido morir ladrando de dolor.)
Pese a que la Audiencia Provincial de Madrid les haya quitado la razón y hasta las razones para sospechar, sus proyectos progresan adecuadamente. Sin embargo, es curioso como reaccionan algunos cuando el Estado de Derecho -ese invento que significa que el gobierno está regido y limitado por la ley, esa ley que aprueban mayorías corruptas votadas por mayorías estúpidas- , el mismo que no se les despega de la lengua cuando les interesa, no funciona bien y los contraría aunque sea a beneficio de inventario.
Por la misma definición de su ideología y por lo elevado de lo que defienden, no me imagino a estos llamados conservadores afrontando el dolor como experiencia. Cuando no les quede ya nada que conservar, deberán recordar, como legionarios suyos, lo que Cristo sufrió, y que lo sobrellevó con vinagre y un lanzazo.