Wednesday, November 15, 2006

Y, quizá, un gato.

Acabo de leer que en el rito que los miembros de la iglesia de la cienciología utilizan en sus bodas se le recuerda al novio que las chicas necesitan ropa y comida, tierna felicidad y florituras, una cacerola, un peine y, quizá, un gato; y se le pide que lo suministre. Sin embargo, a la novia se le advierte de que los hombres jóvenes son libres y puede que olviden sus promesas.
Si no profundizamos, podría entenderse que te estaban pidiendo que convirtieras a tu esposa en poco menos que una bruja de las de pócima y escoba, la pusieras una bata y la alimentaras con piensos. Sin embargo, pese al materialismo de lo textual, parece subyacer un tenebroso mensaje oculto: ten cuidado, como no eres precisamente Tom Cruise, si te casas con esa bruja te vas a quedar sin casa, sin hijos, sin la mitad de lo que quede de tu sueldo y vas a tener que volver con tus padres.
Dedicado a los que cayeron y a los que pronto caerán.