Saturday, September 19, 2009

El colectivo triste

Que a la vida le gusta ser triste y dura es una verdad evidente, una certeza estadística. Si no me crees y quieres comprobarlo sólo tienes que ir a donde yo he estado y mirar en donde yo he mirado: dentro de los ojos del colectivo triste, donde no hay chispa ni vida, fuente seca que jamás te dirá dónde ponerte para salir pronto de allí. “¿Ha sido eso una sonrisa? Efecto efímero de un sueño fugaz.” “¿Tarjeta de cliente?” -En la nevera, congelada, tengo parte de su alma-. Hoy hipócritas bolsas ecológicas para salvar el mundo empezando por las antípodas mientras allí una especie languidece esperando la llegada definitiva de las máquinas que acaben con el sufrimiento que me supone verlas así.