Sunday, October 22, 2006

Vamos a limpiar

Leí hace tiempo (Trías De Bes) que el autoengaño es un motor fundamental de la sociedad actual: nos convierte en animales sociales, es fuente de estabilidad; también mantiene los lazos del amor, de la esperanza, de la ilusión. Decía Hemingway que vivimos esta vida como si llevásemos otra en la maleta: un puro autoengaño para pasar de puntillas por la misma sin importarnos demasiado si la vivimos o la desperdiciamos.
Verdad autocumplida.- La defino con un ejemplo: la predicción de que un valor se va a desplomar en bolsa puede acabar cumpliéndose sólo gracias a sí misma.
No tengo claro si los dos conceptos en negrita se complementan. ¿Es posible autoengañarnos de verdad y para siempre? ¿Podemos ser lo que o como nos digamos a nosotros mismos que somos, sólo por decirlo?
Y ya, en un tercer nivel: ¿si lo decimos en voz alta y se lo repetimos a víctimas oyentes, aumentamos los efectos del engaño?
No digo ni que sí ni que no, pero puedo asegurar que si alguien intenta utilizarme en su terapia de autoengaño, además de acabar odiándome y considerándome un ser asocial cercano a la psicopatía (acierta y no me importa), habrá retrocedido sensiblemente. También creo que yo soy mal “auto-mentiroso” salvo que, de hacerme quiebros a mi mismo, haya conseguido, por fin, estabilizarme diciéndome que no me voy a engañar haciendo lo que no quiero hacer y contándome luego las grandezas de no hacerlo.