Tuesday, September 05, 2006

A vueltas con La Pocha

Aun a riesgo de ser criticado, y como estoy seguro de que ni ZP ni el Rey, que hoy los reciben, se van a encargar de comunicárselo, debo hacer constar aquí que lo que juegan nuestros campeones -y lo escribo con las palabras que proceden-, ni es Pocha, ni es nada.
Lo digo después de escuchar ayer ciertos comentarios que así me hicieron pensar, pero que no me hacen cambiar la opinión expresada en la entrada anterior.
¿Qué dirían ellos si los americanos, que a veces lo hacen, corrieran sin botar el balón?; ¿o si los chinos utilizaran el kung-fu que todos, sin excepción, dominan, en las entradas a canasta y salieran al campo en equipos de catorce?; ¿o - y no me extiendo más con los ejemplos-, si se encontraran con un balón que pesara cinco kilos y fuera octogonal?
Después de años, y para quitarle papel a la suerte y pasárselo a la capacidad del jugador, se han establecido estas reglas, sin cuyo cumplimiento la Pocha debería ser llamada de otra forma (el Rudy, el Pau, Sergio-loco…):
1.- Juegan cuatro; nada de partidas masivas en las que es imposible el menor control estadístico.
2.- 10 por acertar y 5 por cada baza, siempre. Ni cuando pinte oros vale doble, ni cuando lo hace el cinco de bastos, triple.
3.- Se empieza repartiendo una carta a cada jugador y se va subiendo, sin ronda de uno, hasta repartir diez por cabeza; se hace una ronda de diez, otra de diez sin pinta y se baja hasta uno; igual: sin ronda de uno.
4.- No se obliga hasta la ronda de cuatro, y en la bajada desde la misma. O sea, con una, dos o tres cartas por jugador, pueden coincidir el número de bazas pedidas con el de cartas repartidas a cada uno.
Cuando se apuntan a jugar muchos, y esto ya son consejos y no ley, lo mejor es organizar varias mesas; de cuatro, repito; y luego hacer cruces primero-cuarto, segundo-tercero. Luego, y para establecer una clasificación, se valoran los puestos de la siguiente forma: primero, 0; segundo, 15; tercero, 25 y cuarto, 50, y se divide la suma de estas cifras entre el número de partidas jugadas, ya sea en la sesión (si no lo hace la Federación, la cifra puede utilizarse como porcentaje para pagar las consumiciones), en el año o para el resto de los tiempos.
Bueno, y como no me gusta ir en el carro de la moda, creo que, por unos días, dejaré de hablar de baloncesto.