Quizá el empeño de muchos aspirantes a gobernar por incrementar –o decir que incrementarán- las plantillas policiales se deba a hechos como el que ilustra la noticia (link).
Si para hacer ver a dos pobrecillos que está muy mal hacer pipí en la calle hace falta un despliegue tal de medios y porrazos, imaginemos lo que pasa cuando sopechan que los que actúan son una de esas peligrosas bandas de ex-militares, ex-yugoslavos también, con formación militar, experiencia en combate, cruces entre Rambo y el Diablo. O, para singularizar, El Solitario.
Si para hacer ver a dos pobrecillos que está muy mal hacer pipí en la calle hace falta un despliegue tal de medios y porrazos, imaginemos lo que pasa cuando sopechan que los que actúan son una de esas peligrosas bandas de ex-militares, ex-yugoslavos también, con formación militar, experiencia en combate, cruces entre Rambo y el Diablo. O, para singularizar, El Solitario.
Efectivamente, hacen eso de “no se oye bien, hay muchas interferencias” porque, al fin y al cabo, es el miedo sin control el que desata esa violencia.
No quiero generalizar, sería injusto. Pero las noticias se repiten y mi experiencia lo confirma: aunque debo reconocer que puse lo mejor de mi mismo para hacerles perder la paciencia y que tampoco se pasaron, en el juicio mintieron como bellacos pues contaron no lo que pasó, sino lo que hubiera pasado si el que lo hizo no me agarra. Además, cambiaron al poli malo por uno más presentable que, al menos, sabía hablar.
Creo que no es problema de número, sino de selección y formación. Digo primero selección porque hay algunos que son impermeables a cualquier formación y ahí están, con una pistola al cinto.
No quiero generalizar, sería injusto. Pero las noticias se repiten y mi experiencia lo confirma: aunque debo reconocer que puse lo mejor de mi mismo para hacerles perder la paciencia y que tampoco se pasaron, en el juicio mintieron como bellacos pues contaron no lo que pasó, sino lo que hubiera pasado si el que lo hizo no me agarra. Además, cambiaron al poli malo por uno más presentable que, al menos, sabía hablar.
Creo que no es problema de número, sino de selección y formación. Digo primero selección porque hay algunos que son impermeables a cualquier formación y ahí están, con una pistola al cinto.