Tuesday, September 11, 2007

El caso Madeleine

En este caso hay varias evidencias: que tener hijos dificulta la vida social; que los Mcann son bastante rácanos, pues se ahorraron el canguro para poder gastarse la pasta en vino; y algunos restos biológicos.
A partir de las mismas pueden deducirse diversas teorías, todas posibles, pero unas más probables que otras.
- Para irse tranquilos a beber, le enchufaron a los niños algún tipo de somnífero, -¡somos médicos!-. Pudo ocurrir que se excedieran en la dosis y Madeleine muriera intoxicada, o que la niña se levantara medio grogui y se diera un mal golpe. Decidieron cómo actuar borrachos.
- La niña se puso insoportable y uno de los padres la calmó como en las películas se calma a una histérica: a tortas. Rebote contra pico o arista y…
Para decidir como proceder, reunieron a un comité de amigos en el bar más próximo y desarrollaron –bebiendo, que se es más creativo- un plan que incluía la explotación económica de la tragedia.
Estas dos hipótesis suponen un cadáver y plantean el problema de deshacerse de él. Como bien todos sabemos, cuanto más borracho se está, más fácil es perder las cosas y más difícil encontrarlas luego. Con el tiempo transcurrido, sólo la casualidad podría hacer aparecer los restos de la criatura que estarían enterrados lejos y bien, o en el fondo del mar.
- Algún comerciante del oscuro mercado de niños de segunda mano, o del de desguace de seres humanos, o el hombre del saco, o tal vez un pervertido, vio a la niña, la siguió, y aprovechando la juerga de sus padres, se la llevó.
- Abducción alienígena.
Una conducta tan irresponsable como dejar solos a tres niños pequeños para irse de copas con los amigos nos muestra a dos seres eminentemente egoístas, con la consiguiente moral subjetiva. Ante el resultado de sus actos, su primer sentimiento no es de tristeza, remordimiento o desesperación -estos surgirán después y servirán para componer la interpretación-, sino de miedo, de preocupación por ellos mismos. Todo lo que han hecho no han sido sino movimientos defensivos, si bien la cosa se les ha ido de las manos. Sorprende lo poco reflexivos que fueron al principio y, sin embargo, la capacidad de analizar y decidir que tuvieron pocas horas después; pero parece que en el cerebro humano los cables se pueden cruzar incluso con los de otro cerebro. Tal para cual.