Thursday, September 13, 2007

Shark

Creía que la publicidad evolucionaba por otros caminos; pero yo no sé mucho del tema. Aunque sé lo que siento cuando me la intentan inyectar, desconozco si la medicina me hace efecto. Además, no suelo ser una buena referencia para la estadística.

Lo que está haciendo La Sexta durante el Eurobasket es simplemente insoportable, calificable como tortura; cada corte pincha. Como dijo ayer un resignado Iturriaga: “han organizado un campeonato de Europa de baloncesto para promocionar Shark”.
Hay negocios muy sólidos cuyos ingresos son casi exclusivamente por publicidad. La televisión, por ejemplo. Está claro que la atención de la gente vale dinero, pero, cuando se traspasa un límite, no creo que la reacción sea la deseada. De ello estarán pendientes los responsables de las empresas que contratan los espacios. Quizá los de esta cadena piensen que con el disparo a ráfagas cortas, incansable y por sorpresa, fuera de contexto, evitan el zaping o el viaje a la cocina o al baño. Es posible. Pero no se trata sólo de que la gente vea el anuncio. Será necesario un efecto (positivo) en las ventas, y no creo que el estado de crispación que suelo alcanzar allá por el tercer cuarto de los partidos sea el mejor para ser receptivo a la información que me dan, aunque sea sobre un buen producto.
A pesar de los -sin exagerar- 200 o 300 anuncios que han puesto a mi disposición, ayer no vi Shark.