Increíble. Sin palabras me he quedado; atónito, petrificado. Todo lo que diga es poco.
A mi me a hecho gracia, aunque me temo que está hecho en serio.
¿Pero qué pasa, que no se le puede parar? ¿Otra vez lo del cactus?
¡Asesores!, ¡Soraya!: El tracto sucesivo de algunos errores los hace más graves, pues te definen como tonto. ¿O es que se trata de una apuesta? O, quizá, para articular un discurso simple y claro, para tontos, como el de los últimos tres años, hay que parecerlo.
Todos, todos juntos, todos tontos y españoles; tontos, orgullosos y españoles.