Mi gozo en un pozo: Éste fundó una secta basada en una religión cuyos dogmas eran que el alma es inmortal y transmigra, y la maldad de comer habas, tocar gallos blancos, acoger golondrinas en casa y otra serie de cosas que todos solemos hacer para poder decir que estamos vivos.
Por otro lado, decía, con gran sentido, que todas las cosas son números, ¿o acaso no se parece una bicicleta a un ocho? Y conectaba sus dos facetas a través de un elogio a la vida contemplativa como única forma de escapar de la rueda y de la tumba del alma que es el cuerpo. Si para esto es necesario vivir del trabajo de hombre y mujeres cuya inferioridad es incuestionable, se hace y punto. ¡Que ya os daré yo a cambio la matemática pura!
A pesar de todo, parece que ha sido grande su influencia sobre la filosofía y el método científico: partiendo de axiomas autoevidentes, y mediante el razonamiento deductivo, llega a teoremas que no tienen nada de autoevidentes. Esto es evidente; ahora toca enterarse de qué es “autoevidente”.