Pueden tacharme de maniqueo, pero está claro que en el mundo hay buenos y malos. No hay gris ni matiz posible, sólo blanco y negro: José María, Mariano, Esperanza, Ángel, Pío…Es fácil, por los nombres, saber cual de las dos posibilidades representan y por qué la Iglesia los mira con afecto, ¿no?
Por el contrario, si alguien se llamara, pongamos por caso, Pernando Barrena, una de dos: o es minero o terrorista.