Si duermes con la bicicleta, en la cama no cabe nadie más; gracias a Dios, pues en tercera semana de Tour supongo que se tienen más ganas de morir que de sexo.
Ahora se trata de recuperar contra-reloj el tiempo perdido.
Yo siempre me he declarado -lo soy- admirador de Lance Armstrong. Pero sus grandes hazañas en Francia se quedan pequeñas ante el tamaño de esta aberración, a saber, salir -aunque sea tontear- con Ashley Olsen (de nuevo la sombra de las drogas).
¿Qué pensará Mary Kate, a la que Ashley todo se lo cuenta? Me las imagino en su dormitorio hablando de lo bien depiladas que sus poderosas piernas están. ¿Y sus tres padres forzosos, qué dirán?
Con esta muesca Lance abarca un gran campo de fantasías y perversiones: pedofilia, las gemelas, la tonta, la enana…Ahora le toca ver todas sus películas: las veintiuna curvas.
El buen G dejó a la suya porque decía “tasis”, así que, regla de tres mediante y viendo la velocidad media que lleva L, no auguro mucho futuro a esta pintoresca relación.