Wednesday, November 14, 2007

Shackleton y Gauss

Acaba de inaugurarse en el Museo Marítimo de Barcelona una exposición sobre la expedición de Shackleton a la Antártida en 1914 que derivó en la epopeya de dos años que ya es leyenda. “Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo, frío extremo. Largos meses de oscuridad completa. Peligro constante. No es seguro volver con vida”, rezaba el anuncio con el que el británico inició el reclutamiento de los hombres que lo acompañarían.
El ideal de mucha gente consiste en una felicidad apacible - la llamada “aurea mediocritas”- basada en una vida tranquila y sin especiales aspiraciones -más de paz que de felicidad veo yo ahí, y más de autodefensa que de convencimiento, y un autogol, también-: “Hombres de entre 25 y 35 años. Turno fijo de mañana o tarde. Alta en la Seguridad Social. Retribución fija más variable. Posibilidad de integración en plantilla fija de la compañía.”
Las ofertas de empleo de los periódicos actuales suelen separar entre lo que se requiere: el perfil del candidato, y lo que la empresa ofrece. Yo creo que las dos cosas definen lo mismo.
En las empresas no abundan hombres como Shackleton, que sepan lo que buscan, lo que les conviene a ellos y a la sociedad que los paga. Conozco a más de los de bajar la media a través de la incorporación de color gris para colocarse así en la zona de la campana local en la que se sienten algo, dibujando con su actitud, esta vez sin manipulación, porque no cabe, la representación gráfica Gaussiana de la distribución normal.