Para una mañana de tiendas, cuando uno no tiene intención de comprar nada, es recomendable llevar algo de lectura, un periódico es quizá lo más recomendable. Así que aprovechó que su novia estaba mirando un escaparate y le dijo: “Espérame aquí, que voy a darme una carrerita hasta aquel kiosco de allí” (allí era el Paseo del Prado, aquí, los pies del hotel Palace).
Volvía ya ojeando El País, y al levantar la cabeza, no pudo evitar una sonrisa al ver la siguiente composición: al fondo del cuadro su novia, que seguía ensimismada donde la había dejado; en primer plano, dos hombres de traje, a los que reconoció de inmediato, y que en ese momento hablaban sin duda, pues indudable era que allí estaba centrada su atención, del culo de su chica.
Según se acercaba, iba pensando qué les diría, algo gracioso; esto iba a ser para contarlo; pero justo cuando iba a abrir la boca, se le echaron encima tres armarios empotrados que lo acogotaron contra una pared. Cuando acabaron las explicaciones, los dos personajes habían desaparecido.
¿Quiénes eran los mirones? Pistas: Pareja de hecho. Ambos han sido ministros. Los dos mienten de continuo, pero uno ni siquiera se preocupa de disimular. Sus apellidos van de la A a la Z. Uno tiene cara de listo, de listillo, mejor dicho, el otro todo lo contrario.
Está claro, ¿no? Por si acaso, cuelgo aquí una fotografía en la que aparecen junto a un compañero al que podéis descartar, pues os recuerdo que estaban mirando el culo de su novia.